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jueves, 29 de octubre de 2020

NO RECUERDO



No recuerdo cuándo pensé que cada poesía,
        no importan los ojos que sobre otra piel la escriban,
        concibe y desarrolla su propia geometría
        para que tiriten los vellos que la reciban,
        aunque  también es verdad que la poesía,
        sin reparar ni en las modas ni en otras opiniones,
        expresa a la substancia que forma le daría
        sujetándose  a sus gustos y a las convenciones.
        Estos versos contienen vestigios desgarrados
       de una existencia llena de claroscuros días,
       con algunos momentos de éxtasis desangrados,
       rescatando furtivos colores olvidados
      en las líneas de un patio de paredes umbrías
      y palpitantes sentimientos amortajados...

Este soneto, titulado No recuerdo, abre el siguiente poemario que escribí, titulado Entresijos de la memoria. Si primero fue Mirando adentro, allá entre los 18 y los 21 años, si después, a partir de los treinta, escribí prácticamente como si una sola obra fuera,  Concierto en sol menor y Geometría corpórea, todas ellas ya comentada,  ahora tocaba Entresijos de la memoria.

En este poemario afronto, por primera vez, el problema de la memoria, del por qué se recuerda o se olvidan tantas cosas...  Y la obra comienza con dos sonetos. No recuerdo es el primero y en él nos vamos situando en medio del problema mencionado: la fugaz memoria.

Vamos con el segundo, titulado Entresijos de la memoria:


          Comprender el funcionamiento de la memoria
quisiera, para desentrañar los entresijos
angostos que mi vida han subido en la noria
de remotos tiempos incrustados de acertijos.
Quisiera saber por qué se recuerda o se olvida
las garabateadas edades de la inocencia,
cuando aprendíamos acerca de la vida
los secretos de la infancia  y de la adolescencia;
¿quién puede revelarme estos opacos misterios
sobre la tinta y el papel de tal escritura,
 quiénes ejercen tan recónditos magisterios
que me privan de los aromas de un limonero,
sintiendo  el vértigo de tan divina altura;
quién es dueño, Antonio, de lo que tanto espero?

En  este  la cuestión queda ya sobre la mesa.

En este poemario comienza una costumbre que aún sigo manteniendo: abrir cada poemario con un poema temático, en el que sucintamente se plantee sobre qué voy a escribir. Estos dos sonetos cumplen con esa función.

Ese Antonio a quién, en el verso final, le pregunto acerca de todo esto, no es otro que Antonio Machado, uno de los poetas que más me han influido a lo largo de toda mi vida. Tanto que la primera poesía que escribí fue tras leer su Castilla. En cuanto a influencias se refiere y más allá de la anécdota que acaba de contar sobre mji primer poema, la primera fue Gustavo Adolfo Bécquer, a quien dedicaré la próxima entrada que haga, y la segunda y una de las dos más continuada,  Machado.

En este mismo poemario se halla Limonero del Guadaíra, un conjunto de nueve poemas en los que dejo constancia de los recuerdos que quería salvar de mi infancia y adolescencia, y que comienza con la legendaria cita machadiana "mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y de un huerto claro donde crece el limonero", porque ese mismo árbol, un limonero, presidía el patio principal de la casa donde me crié, y del que escribí Limonero:

           El alto limonero
que el patio presidía,
entre tantos bocetos
de líneas torcidas,
majestuoso se alzaba
junto a la parra umbría
de mi cítrica infancia,
con  las hojas cerradas.
Por sus  ramas del tiempo,
subiendo descendía
contando los momentos
oscuros   de mis días.

           En cierta ocasión, Eva Maguillo Ramos, licenciada en literatura, tras leer una antología de mis poemas me comentó que encontraba en ellos la misma nostalgia que dejaba Machado en los suyos. Tal vez por eso su influencia sigue ahí, aunque sea como el telón de una obra de teatro, algo que, sin intervenir directamente en la acción, le da sentido. Y tal vez ya en este poemario estuviese siendo nostálgico de los tiempos olvidados...

lunes, 26 de octubre de 2020

MI VIEJA DEUDA CON EGIPTO (Y 2)

 


Decía en la entrada anterior que en la revista Letralia 183 publiqué el primero de los dos libros, Concierto en sol menor, dedicados a saldar mi deuda con Egipto. Dos números después, en el 185, publiqué el segundo libro de estos libros, titulado Geometría corpórea. Si el primero había salido sin ninguna dificultad, este segundo no fe menos. Ambos escritos como si de una sola obra se tratase (motivo por el cual más tarde formaron una sola unidad bajo el título de Hojas del Camino), con una estructura interior parecida pero no igual: si en aquel se seguía el modelo de un concierto, en este sus cuatro partes estaban situadas al final e iban precedidas de unos poemas introductorios, que eran Itinerario, La rosaleda, Gusto facultativo, Imagen en el espejo y Tres caminos.

Uno de esos poemas introductorios, Imagen en el espejo, ya figuraba en el primero de estos dos poemarios, debido a que le da continuidad a la idea de uno y a la acción del otro.

El poema Itinerario es temático, es decir, recoge el tema que en lo que le sigue se va a desarrollar, y, aunque puede verse en la imagen que abre esta entrada o directamente puede leerse todo el poemario en letralia 185, lo recojo a continuación:

Cuando ya más no pueda enseñarle,
que el discípulo mate a su maestro.
Como las aguas desbordan su cauce
o, a la mecha que lo sustentare,
agota el triple fuego,
que la verdad sea sometida a prueba
en el níveo crisol de la experiencia.
 
Cuando la verdad se quede pequeña,
búsquese otra nueva.
Que el discípulo haga el camino
sobre lo ya construido,
buscando y adorando
dioses de barro, de cobre y de hierro;
cuando finalmente este preparado,
vendrá un nuevo maestro,
con el que las tablas de la verdad
volverán a brillar.
Que siga así hasta que halle en su interior
el reflejo de Dios.
 
Que aquel que hallar maestro ya no procura,
entre en la noche oscura,
donde sus apetencias lisonjeras
serán puestas a prueba
y sus ideas habrá de defender
por medio de la fe.
Que el triunfador conozca a su esposa;
que sus velos descorra
cuidadoso, en el orden debido,
usando mucho mimo,
mientras que la unión se va completando,
uniendo sus dos manos.
(Itinerario, de Geometría Corpórea)

 y lo que le sigue a este poema, lo que recogen las cuatro partes principales de este poemario, es la experiencia iniciática en un templo egipcio...

 

domingo, 25 de octubre de 2020

MI VIEJA DEUDA CON EGIPTO (1)


 Entre los 21 y los 30 años solo escribí prosa, la poesía la dejé de lado porque pensaba no que era bueno haciéndolo. Pero, con esa edad, no tuve más remedio que volver a componer como una manera inevitable de saldar una deuda.

porque así lo sentía. La atracción que desde siempre había tenido con el  viejo Egipto era tan fuerte y la necesidad de hacer algo al respecto tan acuciante que no tuve más alternativa que volver a escribir en verso para expresarlo.   

No se trataba de una deuda con el Egipto de los grandes templos, de las grandes batallas; sino con el antiguo imperio, en el que se construyeron esas pirámides que siguen llenas de misterios insondables desde cómo las construyeron hasta qué guardan todavía oculto en su interior...Y lo primero que tenía que escribir era una explicación de cómo entendía su  triada divina (Osisris, Isis y Ra). No se trataba de ella en sí, sino de cómo se relacionaba y sintetizaba tantas otras que han seguido existiendo en el mismo Egipto y en todas las naciones, civilizaciones y culturas.

Concierto en sol menor fue el título de ese poemario y Hojas del camino, ya recogido en este blog,  fue el poema inicial o temático del mismo. En el número  183 de la revista virtual Letralia (recogido en la imagen que abre esta entrada) puede leerse el poemario completo.

El nombre que le dí a este poemario se debe a que fue construido como si de un concierto musical se tratase: sus res movimientos, sus pequeñas obras (Como gota de agua e In crescendo) para ser tocadas entre uno y otro acto y las piezas de entrada al mismo (Hojas del camino, Arenas del desierto y Divertimento caprichoso).

Pero mi vieja deuda con Egipto no había quedado todavía saldada, sino que me exigía seguir escribiendo una especie de continuación del Concierto, un nuevo poemario, Geometría Corpórea, que seguiría desarrollando el tema de mi pasión por esa cultura desde otro prisma.

En la imagen de la revista que abre esta entrada se recoge el poema inicial, Hojas del camino. A continuación va Arenas del desierto y después el Divertimento caprichoso, en el que se mezclan versos alternos de uno y otro. Voy a cerrar con este Divertimento:

Hojas del Camino que voy pisando,
de geometría, practica constante
con los símbolos de tiempos pasados;
huérfanas disueltas al sol poniente,
del que no se conserva documento;
en el Nuevo Día, ser la simiente
de los huesos de mi antepasados,
transformando las  dunas ondulantes,
esparcidas al aire por el viento,
recibiendo las formas inherentes;
 
trozos de un dominio
en que viven los sueños,
de épocas lejanas,
suave presentimiento….
 
sobre vuestras figuras, ¿Quién maneja
del hombre el destino,
diseñándolas con tanta belleza,
sin miedo a equivocarse otra vez?


viernes, 23 de octubre de 2020

ALEGRÍA

 



En los surcos de mi rostro
ya brota la primavera.
Mi sonrisa los cavó y mi llanto
los regó con la húmeda tristeza.


Mirando adentro fue el primer poemario que escribí y, como ya he apuntado en una entrada anterior, data de cuando tenía entre 18 y 21 años, unas edades llenas de ,muchas vivencias y algunas de las cuales quedaron recogidas en el mismo.

La primera entrada de este blog, titulada El sol en la luna, pertenece a este poemario y  es uno de los poemas más singulares que mi mano ha escrito. También Inspiración, otro ya publicado aquí.

El que abre y da título a esta entrada es un poema breve, pero que recoge  creo que suficientemente el momento vivencial en que me encontraba, uno de tantos a los que dí cabida en esta obra.

Pero, cumplidos los veintiuno, mis circunstancias existenciales cambiaron y pensé que no era bueno escribiendo... Y dejé  poesía y prosa.  No fue hasta cumplidos los treinta cuando volví a componer y fue como una manera de saldar una vieja deuda...

jueves, 22 de octubre de 2020

LA HISTORIA DEL HOMBRE


 La historia del hombre, con sus eventos,
está encaminada
a hacer un arte del descubrimiento
de la naturaleza,
de la propia sustancia
y de la trascendencia.

Este poema lo escribí hace ya bastantes años, no sabría concretar cuántos, sin ser capaz de darle continuidad, de darle un seguimiento temático de forma que se desarrollase a lo largo de todo un poemario.

Y es que, al cabo de esos años, me fui dando cuenta de que todo cuanto he escrito es el desarrollo de esa tema. No es momento de entrar en discusiones acerca de  la verosimilitud de esos versos, cosa que si creo, pero si de dejar constancia de que cierta parte de cuanto he escrito, al menos en verso, lo constata.

Este poema hace de inicial y también de temático de La piel de todos los besos, publicado en el verano del 2000,  En cierta forma porque la sucesión de las distintas partes en que está dividido ese poemario desarrolla ese tema, al menos en cierta parte y manera: el descubrimiento de la mujer, la historia de cómo tal cosa tiene lugar y todo su deambular y sublimación.

Quisiera cerrar recordando el primero de los cinto cinco poemas, entre los que no se cuenta el anterior, que tiene La piel:

Sueños descalzos
en este otoño florido:
la luz de las velas
llena de recuerdos
las cáscaras vacías.


martes, 20 de octubre de 2020

INSPIRACIÓN





 Ayer soñé que ya nada soñaba
porque me encontraba todo vacío:;
y me desperté.
desde el frío silencio de mis entrañas
algo subió, sutil, quedo y tibio,
y te contemplé.
los ojos cerrados, adivinaba
que a tu fértil vientre todo lo mío
un día lo entregué.
En mi cuerpo ya no me queda nada:
entero me he extraviado entre tus rizos;
y fructifiqué.

Este poema tiene algo de misterioso.

En Mirando adentro, según se publicó en Nuevos autores de la poesía española 2, ocupa el tercer lugar y es uno de esos pocos poemas que siempre me resultó fácil de recordar, cosa bastante rara en mí, mucho más dado a olvidar una obra no más concluirla. Pero en las versiones que tengo guardadas no figura recogido. No obstante, de sobras se que pertenece a este libro y que lo escribí por aquellos años ya tan lejanos de cuando tenía entre los 17 y los 21 .

A este poemario también pertenece El sol en la luna, poema recogido en la primera entrada de este blog y que quizás sea una mirada sintética sobre el conjunto de mi vida como nunca después pude llegar a expresar. Quizás por eso he tardado muchos años en empezar a comprender este poema y muchos más me quedan para terminar, si alguna vez termino de comprendedlo.





NUEVOS AUTORES DE LA POESÍA ESPAÑOLA 2

 


Este libro, Nuevos autores de la poesía española 2,  es del año 2000, y  recoge, a lo largo de sus 506 páginas a doble columna, alguna parte de la obra de casi 60 poetas españoles.

En él participé con el primer libro que escribí, Mirando adentro, donde quedó recogido testimonio de entre mis 17 y 21 años con una amplia variedad temática.

Estas antologías, ignoro cuántos volúmenes la componen en su totalidad, más que reflejar fielmente la abundancia de poetas y la riqueza de tantos de ellos, sirvió de negocio para la editorial Jamais. ambos propósitos podían haberse hecho compatibles, pero, por poner un ejemplo muy claro por sí mismo, este volumen no tenía ni índice que sirviese para localizar a un autor determinado que tuvieses ganas de leer o una de sus obras.. ¿porque las páginas dedicados a tal cometido no eran de pago para los autores? Eso creo, Después, era cosa de tiempo, vinieron las disputas judiciales, el cierre de la editorial que no pudo repartir las ganancias que a cada autor de correspondía por las ventas del libro....

Pero, de todas formas, sirvió para que muchos poetas abriesen las puertas del público, aunque solo fuese un poco, apenas entreabiertas.

En la próxima entrad incluiré algún poema de Mirando adentro.

Pero esta quiero acabarlo, lo mismo que con la entrada de Nuevos autores de la poesía española 4,  con algunos poemas de mis compañeros de viaje.

Presentación García Benítez aporta un poemario sin título (páginas 356 a 359), donde figuran, cerrando una serie temática,  estas líneas:

¿Ha de morir mi tristeza
sin que comprendan jamás,
que vive?

¿Vivirá siempre mi hoy
con la misma soledad,
que muere?

Así quedan mis preguntas
sin que puedan contestar,
ellos.

Yo misma he de responderme
lo que yo misma pregunto,
sola.

Y Manuel Antonio Vimes Trigo comparte Vida propia "Momentos" y Corazón en secreto (páginas 472 a 477) con este Por ti y por mí tan lleno de fe:

Malos sueños me has hecho olvidar,
ciegos pasos que me supe dar,
malos tiempos pasados atrás,
ciegos ojos que volverán a amar.


lunes, 19 de octubre de 2020

HAY TANTOS MOMENTOS


Hay tantos momentos en que me siento incapaz
de, mi vista levantando del urbano suelo
mirar, con franqueza y sin reparos, su faz,
dejando en el olvido todo mi desconsuelo;
hay tantos momentos en los cuales no reparo
en las recurrentes cadenas de apegos,
que, quedándome sin su luz como guía y faro,
me engaño, sintiéndome tuerto entre los ciegos;
si, hay tantos en los cuales soy el impedimento
para aceptar la gentil mano que me tendía,
sin saber vivir la plenitud del momento;
hay tantas oportunidades desperdiciadas
que explicar semejante torpeza no sabría,
sino porque yo mismo me tiendo las celadas.

Este soneto pertenece al poemario Me duele mi dolor y abre su primera parte, a la que da título.

Este poemario, junto con el recogido en la entrada anterior, son las dos obras que publiqué en Nuevos autores dela poesía española 4.


domingo, 18 de octubre de 2020

LOS TIEMPOS QUE NO HE SABIDO VIVIR

 


 


Los tiempos que no he sabido vivir
regresan vestidos con los colores
opacos de las noches
pintadas con hollín.
Cuando mis manos palpan sus memorias,
quedan manchadas de negro carbón,
que mi presente acorta
henchido de dolor
por la deuda que tengo con mi ayer
y cuya luz me alumbra en este día
en que pretendo hacer
lo que antes no sabía...


Este es el poema inicial o temático del poemario número 7 que escribí, titulado Memorias de negro carbón, allá por septiembre de 1999.

Llevé a mis dos hijos al cine. Tenían respectivamente 13 y 9 años de edad. Entraron juntos y yo me quedé fuera, sentado en una Cafetería, escribiendo este poemario.

Está dedicado al mayor de ellos y su temática es compartir con él una reflexión acerca de que estaba viviendo y tenía que vivir los mismos problemas que a mí me habían asolado, y cómo yo veía que él podía superarlos con más facilidad que yo.

Así, el libro comienza con el poema que escribí en último lugar, un ver mis días discurrir bajo el yugo de lo que no supe vivir en su momento...




sábado, 17 de octubre de 2020

NUEVOS AUTORES DE LA POESÍA ESPAÑOLA 4

 


Este libro en el que se recoge, a lo largo de sus 606 páginas a doble columna, obras de ¡96! poetas, data del 2002.

En esta nutrida antología se incluyen dos poemarios míos. El primero es Memorias de negro carbón,   fue el séptimo que escribí (septiembre de 1999) y que está dedicado a mi hijo mayor en un momento en que quise hacerlo consciente de la fuerza que tenía para superar los problemas que entonces tenía. Está concebido y desarrollado como un poema único, simplemente precedido de otros dos , de menor tamaño, que sirven para ubicar temáticamente al principal.

El segundo es Me duele mi dolor, fue el siguiente y debió ser inmediatamente después, a finales de ese mismo año, aunque no queda constancia concreta de las fechas. Su temática es muy distinta y está distribuida en cuatro partes, que son Hay tantos momentosMi dolor, Momentos de oscuridad y luz y En relación a ti. Todos ellos concebidos como poemas múltiples, desarrollados a lo largo de varios números.

Las dos próximas entradas recogerán algunos poemas incluidos en esta recopilación.

Pero me gustaría cerrar esta compartiendo con vosotros algunos poemas de mis compañeros de peripecias.

Carmen Francisca Gómez Almagro  nos deja su poemario Desencuentros (páginas 128 a 134), dentro del cual está El deseo, que dice así:

Te marchaste,
te fijaste en otra
dejándome sola.
¡Quién pudiera ser el viento!
para enredarme en tu pelo.
¡Quién  pudiera dar el eco!
para decirte al oído:
"Si fueras mío...!.
¡Ay! que no puedo decirlo
porque tengo marido.

 María Eugenia  Domínguez Jiménez aporta Tanta luz (páginas 207 a 217), uno de cuyos temas es La tristeza huele a cebolla, que dice:

La tristeza huele a cebolla,
no me beses,
no te acerques,
ni siquiera me toques,
que tengo el aliento triste
y en la piel un frío enorme,
como de muerte,
como de sombra.

viernes, 16 de octubre de 2020

MI PRIMERA OBRA EN SOLITARIO

 


Este libro, publicado este año, ha sido mi primera obra en solitario.

Antes había publicado en revistas virtuales, como Letralia, o en papel, como El Olivo, y también había participado en dos antologías de la malograda editorial Jamais bajo el título genérico de Nuevos autores de la poesía española, volúmenes 2, con mi primera obra, Mirando adentro,  escrita entre cuando tenía entre 18 y 22 años, y 4, con los poemarios Memorias de negro carbón y Me duele mi dolor.

Este año y con la editorial Punto Rojo,  he publicado el libro que aquí les presento y estoy preparando un segundo y próximo lanzamiento, Jirones de Niebla, un libro en el que se recogen, además de 3 poesías sueltas y actuales, una recopilación de doce poemas pertenecientes a diversas obras mías, El juego de lo creado, Jirones de niebla (hay que aclarar que la primera de éstas fue escrita como hilo conductor de la segunda y que, por lo tanto, formaba parte de la misma, solo que aquí, para facilitar su lectura independiente fue apartada como una parte distinta del libro) y Servidumbre de paso,  escritas todos ellas entre diciembre del 2002 y el verano del 2004.

Pero, volviendo a La piel de todos los besos, esta obra consta de un poema inicial tomado de mi producción anterior y un total de 105 poemas propios de esta obra, repartido en varias partes: Comienzo, con los poemas 1 y 2,  Itinerario, con los numerados entre el 3 y el 8, Tu piel, entre el 9 y el 22, Las mil caras de tu piel, entre el 23 y el 87, Detrás de tu piel, entre el 88 y el 102, y la parte ...y conclusión, entre el 103 y el 105.

El tema común de todos ellos es mi relación con las mujeres a lo largo de toda mi vida, tratada de una forma unitaria en las partes Tu piel y Detrás de tu piel, y más personalizada en Las mil caras de tu piel. la mayoría de los poemas recogen experiencias propias, pero algunos otras observadas, como los que dedico al maltrato (números 53 a 55) o la migración (números 56 a 58). Las partes inicial y final contemplan esta temática desde una óptica muy distinta, que parte desde la cultura zen...

jueves, 15 de octubre de 2020

HOJAS DEL CAMINO

 


Hojas del camino,
esparcidas al aire por el viento,
trozos de un dominio
del que no se conserva documento;
hojas del camino,
manuscritos sobre pieles resecas,
dibujos de signos
pentagrameados en la arboleda.
 
Hojas del camino que voy pisando,
dolorosos crujidos
de los huesos de mis antepasados;
hojas del camino que voy hollando,
unánimes palabras
de épocas lejanas,
con las que historias me vais contando;
hojas del camino que voy andando,
un puzzle carcomido
con los símbolos de tiempos pasados.
 
Hojas del camino,
en vuestras paginas, ¿Quién sabe leer
del hombre el destino
sin miedo a equivocarse otra vez?

 (Del poemario Concierto en sol menor)

EL SOL EN LA LUNA


 

Este poema pertenece al poemario Mirando adentro, el primero que escribí, concretamente entre las edades de 17 y 21 años, un poemario donde tenían cabida múltiples temas, cosa tan propia de los años que tenía.

lo escribí una noche de insomnio y es una poema que rompía radicalmente con mi estilo. Está en verso libre, cuando nunca me lo había planteado usarlo y, es más, no me gustaba; usa una variedad de simbología totalmente nueva para mí y cuyo significado se me escapaba por completo... tanto que es como si mi mano lo hubiera escrito, si, pero bajo el dictado de otro autor.

Y muchos años he tardado en ir comprendiendo algo de lo que aquí se quiere decir e incluso lo tengo como el mejor poema que jamás he escrito. Aquí lo tienen:


El sol se ha plegado sobre si mismo,
incrustado en el manto de las aguas,
porque se ha tornado luna.
 La majestad de la ausencia.
La luna, humilde, se ha recogido
en su lecho de corales y espumas.
 El negro silencio resplandeciente,
donde el corazón descansa
y cesa su monótono trasiego,
ha devuelto sus ropajes al astro.
 Un hilo de luz ha roto el espejo
de aletas profundas.
Amanece.
 

 (Del poemario Mirando adentro)

 

Don Luis de Góngora y Argote

  Dentro del siglo de Oro de la literatura española, quizás sea Góngora el más dejado de laado o incluso desconocido. la Generación del 27 l...