Uno de esos viajes que tan vivamente me impresionaron fue el que hicimos a Asturias, una tierra llena de colores y de matices y con todos estos recuerdos doy comienzo a una serie de entradas dedicadas a esos sitios maravillosos de los que he podido disfrutar durante esos viajes.
A Asturias en mi poemario número 22 y lo escribí en el otoño del 2009, tras una semana recorriendo sitios tan hermosos como Oviedo, Gijón, Luarca, Cudillero, Avilés, Cangas de Onís, el Parque Nacional de los Picos de Europa, etc.
Y en cualquier sitio, como mientras tomaba un café, o en cualquier momento perdido, escribía algunos versos sobre lo que estaba viviendo. Y después, ya de regreso a casa, los revisé, corregí y añadí nuevos temas.
Son muchas las poblaciones donde te puedes encontrar, como en la foto situada junto a estas líneas, las casas pegadas al mar, ¡hasta tal punto su economía y su vida dependían de él!
Oviedo, la capital del Principado, situada tierra adentro, es una ciudad que tanto me gustó que haría en ella una parada bien larga, quizás la más larga de mi vida. encontrarme por aquí y por allí estaturas negras de sus personajes populares me maravilló y alguna que otra foto me hice junto a ellos; y les dediqué también algunos poemas.
Pero vayamos por partes. Comienza el poemario con dos temas generales; Asturias y Asturias negra, tras los cuales viene Oviedo, con un total de 8 poemas bajo ese título, los cuatro primeros dan entrada a la temática ovetense y los cuatro restantes recuerdan cuatro de esas estatuas; y después, sin salir de Oviedo y siguiendo con estos personajes inmortalizados en sus calles y plazas, La sonrisa de la lechera, que consta de tres.
Del primer grupo, les dejo las número cinco y ocho.
vive la Pensadora.
sentada a pleno sol,
Se pasa horas y horas;
no le importa si llueve
o si de noche se hace,
que ella sigue siempre
sentada en plena calle.
¿En que estará pensando
que nada la distrae
ni aunque pase a su lado,
buscando ideas, Woody Allen?
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