El libro Compromiso y Ofrenda está actualmetne en fase de edición con la intención de que a principios de abril esté en la calle. En este título recojo mi experiencia espiritual con cuatro poemarios completos y otros cuatro parciales. más algunos poemas sueltos.
Lo que prosigue es una parte de la introducción que abre esta obra.
El libro que tiene usted entre
las manos es la fusión de unos poemarios escritos hace tiempo, no sabría
precisar cuánto en casi ninguno de ellos, y algunas partes de otros. Todos
ellos eran trabajos cortos, en los cuales vertía la vivencia de ese momento sin
pretender llegar más lejos de mi mera experiencia.
Y de eso sigue tratando este libro: del compromiso
con mis valores y creencias y de la ofrenda
que hice con ellos, algo que hoy siento la necesidad de explicar más en
detalle.
Si en La piel de todos los besos versifiqué
acerca del amor, principalmente del humano, si en Jirones de niebla miré cara a cara mi realidad interior, en este
nuevo libro busco e indago acerca de algo que siento superior a mí mismo.
Porque,
necesariamente, tiene que haber algo superior al ser humano.
Si alguien no comparte esta afirmación, que
les pregunte a los vecinos del Cumbre Vieja si lo hay, o a los que han sufrido
algún tsunami, terremoto, incendio, inundación… O una revuelta social, una
crisis económica, política…O a los científicos que prevén el fin de la tierra,
del sistema solar o del mismo universo.
Siempre
hay algo superior a mí, por mucho que mi ego se empeñe en olvidarlo o en
desmentirlo. Y es en esta realidad de insuficiencia humana donde surge la
inquietud religiosa.
Uso
este término, religión, en su doble propuesta
etimológica: una, del latín re-legere, volver a leer, como la reflexión y
meditación continuada y repetida sobre algún texto sagrado (que cada lector
señale el suyo), de modo que vierta luz sobre algún asunto divino, humano o del
común vivir; otra, también del latín, re-ligare, volver a unir, como el proceso
por el cual nuestra parte conocida, visible y aparente, llamémosla sustancia,
carácter, personalidad, ego o como cada cual prefiera, se une con la
trascendente, llamémosla esencia, roca del ser, alma, espíritu, humanidad, Dios,
o como cada cual prefiera.
Está
igualmente fuera de toda duda que
tenemos una parte perceptible, sensoria
y conocida, como lo es nuestro
cuerpo, y otra superior, transcendente y menos conocida, como es nuestra mente
(salvo que nos empeñemos en que todo lo
trascendental se reduzca a meras reacciones de la química orgánica en el
cerebro, dejando la prueba, en contra de la praxis científica más ortodoxa,
para dentro de cuánto tiempo sea preciso
para probarlo o para que cambie la hipótesis a demostrar), las cuales mediante
ciertos procesos pueden irse acercando.
Pues
bien, la religión es el camino individual que cada cual sigue para reunificarse
consigo mismo, con la humanidad o con Dios, convirtiéndose como resultado en un
ser más íntegro, útil y feliz; y es sobre esa parte inefable,
sea lo que sea, llámese como se llame, sobre lo que en este libro me detengo a
escribir sopesando mis meditaciones, vivencias y limitaciones, por muy pobres
que hayan sido y sigan siendo sus evidencias.