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viernes, 11 de febrero de 2022

A MARÍA EUGENIA


A veces la vida nos sorprende. Ocurre cosas que parecen sacadas de una película, como la que me sucedió hace dos días. Me llegó un e-mail de mi editorial diciéndome que alguien se había interesado por contactar conmigo, pero que por la Ley de Protección de Datos no le podían dar mis señas de contacto, pero que le ofrecieron la posibilidad de pasarme a mí los suyos. Y, previa autorización de esa persona, me pasaron su e-mail. leí los correos que entre ambas partes se habian cruzado y que esa persona, desde la Argentina, había firmado como Dra. María Eugenia Z.
Sorprendido, empecé a escribirle. Mientras iba redactando unas tres línras muy concisas y formales, fúi reparando en algunas cosas. Primero, en su nombre, María Eugenia, que casualmente era el nombre de una amiga con la que mantuve correspondencia postal cuando tenía unos 17 años. Después, en que las dos eran argentinas. ¿No era mucha causalidad? y después, el apellido. No lo recordaba, pero a los pocos minutos, antes de terminar de escribir esas líneas ya mencionadas, estaba convencido de que ese era su apellido:¿era ella? ¿al cabode más de 40 años de haber perdido el contacto?

Añadí otras líneas contándole estas pensamientos, cómo había pasado, siempre dentro de la inicial sorpresa, desde la sospecha al convencimiento. y efectivamente, a los pocos minutos me respndió confirmando que era la misma. Una amistad más que renacida, continuada.

Por aquellos años, le dediqué un poema que paso a compartir con vds, cosa que, a excepción de con ella, nunca antes había hecho.

El profundo mar se extiende implacable;
vos a un lado, a otro yo, tan distantes
en las palabras,
no en el alma.
 
Yo y, que me siento tan solo y tan triste,
preciso tu recuerdo
de amistad infalible
y seguro consuelo.
 
¡Cuantas cosas que recordar juntos
tenemos, que conjunto
de grandiosas tristezas y alegrías
en todos nuestros días!.
 
Hemos ido aprendiendo
cosas que nos alegraron o hirieron,
que siempre compartimos
como buenos amigos;
 
mas, ¿Qué recordar ahora,
si todo se me agolpa?:
¿a Diana, aquella amistad perdida
en la aurora del día?,
¿o los amores falsos, sin verdad?...
¡dejémoslos atrás!.
 
No te entristezcas, hermana del alma,
y piensa en el mañana:
tendrás ese sol que tanto has deseado
reluciendo en tus manos
y los árboles te darán sus frutos,
hijos de tu futuro.
 
Guarda las ilusiones
y no las malgastes, como hice yo,
tan lleno de temores
que no me supe entregar al amor,
y me fui perdiendo en banalidades
carentes de deidades.
 
No, no recorras mi mismo camino,
tampoco te impacientes;
espera que se cumpla tu destino,
grácil, sin sierpes;
 
No, no cometas mis mismos errores,
tampoco los contrarios;
tranquila, descansada de temores,
deja lejos lo amargo;
 
te aseguro que tienes en la mano
cuanta felicidad
desees, y solo te queda esperar
que se vaya cumpliendo paso a paso.
 
Maria, no corras, no te precipites,
que podrías lamentarlo;
tómalo cuando arribe,
frágil, sin ahuyentarlo
 
con vanas ligerezas;
mas bien hazlo con manso delicadas,
que el ruiseñor no se vea preso en jaula
de mil besos de seda
 
hasta que te lo pida a pleno grito:
“¡ven, amor: te preciso!”.


3 comentarios:

  1. En las cartas que le envié, escribía obviamente en prosa, pero de pronto introducía un poema, normalmente breve, que -por lo menos por lo que creo- encajaba perfectamente dentro de lo que le iba diciendo.
    Este es un ejemplo de esos poemas. Se titula El beso de la luna y no lo conservaba; ella me está devolviendo un montón de "tesoros". Dice así:

    Una larga noche invernal de estrellas
    ocultas, me quiso besar la luna.
    No era un beso de amor, ni de querella,
    sino lejano cantar de una tuna.

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  2. Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas.... dice una canción.Y si, leyendo nuevamente lo que has escrito,recuerdo como te despedías en tus cartas...Tu amigo de y para siempre.. y firmabas Jesus SJ. era una predicción? Ahora comprendo lo que es una AMISTAD con mayúsculas, y la vida me demuestra con este reencuentro que realmente sera así,para SIEMPRE.
    Empezar una amistad en nuestra adolescencia y volver a retomarla hoy 40 años después, en nuestra joven adultez,con vidas recorridas por diferentes caminos y continuar con los mismos sentimientos de una amistad sincera,sin mezquindad,me demuestra que cuando se forjan amistades verdaderas y puras, Dios y el universo se encargan de unirlas y mantenerlas para siempre, donde el tiempo ni la distancia no la puedan separar.
    Y es poema... cuantos bellos recuerdos vienen a mi memoria!!!!! Doy gracias a Dios y a la tecnología por tenerte tan cerca nuevamente, AMIGO. te abrazo muy fuerte con el corazón lleno de alegría.
    Tu AMIGA de y para siempre
    Maria Eugenia

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    Respuestas
    1. La verdad es que lo primero que se me ocurrió fue comenzar la entrada con esa canvión: la vida te da sorpresas... pero cuando vi que era Pedro Navajas, lo olvidé.
      Totalmente de acuerdo con cuanto dices. Toda una vida de AMISTAD

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